Las cistitis recurrentes, una infección del tracto urinario (ITU) que afecta a más de una de cada dos mujeres, han sido un desafío clínico durante mucho tiempo. Aunque tradicionalmente se ha tratado esta condición con antibióticos, la investigación reciente sugiere que la microbiota puede desempeñar un papel crucial en su desarrollo y tratamiento.

Microbiota en el tracto urinario y urogenital
Durante años, se pensaba que áreas del cuerpo como los riñones, el tracto urinario y la vejiga estaban libres de microorganismos. Sin embargo, estudios recientes han revelado que estas áreas albergan su propia microbiota, que varía entre individuos sanos y aquellos con problemas urogenitales.
Microbiota urogenital
La microbiota urogenital está compuesta por una comunidad diversa de microorganismos que juegan un papel en la salud del tracto urinario. En personas sanas, la composición de esta microbiota es relativamente estable y protege contra la colonización de patógenos. En contraste, en individuos con infecciones recurrentes, como las cistitis, se observa una alteración en la composición de esta microbiota.
Microbiota intestinal
La microbiota intestinal, por su parte, también influye en la salud urogenital. Aunque la relación entre la microbiota intestinal y las infecciones del tracto urinario no está completamente clara, se sabe que la microbiota intestinal puede actuar como un reservorio de bacterias uropatógenas como E. coli. Este tipo de bacteria puede translocarse al tracto urinario y contribuir a las infecciones.
Interacciones entre microbiotas y el eje intestino-urogenital
La microbiota intestinal y la microbiota urogenital no funcionan de manera aislada; están interconectadas a través del eje intestino-urogenital. Este eje permite que las señales, tanto directas como indirectas, se transmitan entre el intestino y el tracto urogenital. Los metabolitos producidos por la microbiota intestinal pueden influir en las vías neuronales y el sistema inmunológico, afectando la sensibilidad del tracto urogenital y potencialmente exacerbando los síntomas de cistitis.
Además, algunos metabolitos de la microbiota intestinal pueden llegar al cerebro, influyendo en el estado emocional y la percepción del dolor en el tracto urogenital. Esto sugiere que la microbiota intestinal no solo afecta la frecuencia y severidad de las cistitis, sino que también puede tener un impacto en la calidad de vida de las pacientes.
Implicaciones clínicas y tratamiento
La comprensión de la relación entre la microbiota intestinal y urogenital puede abrir nuevas vías para el tratamiento de las cistitis recurrentes. Analizar la microbiota de un paciente junto con su historia clínica permite personalizar el tratamiento, y los probióticos podrían ser una opción viable para restaurar el equilibrio microbiano y reducir la necesidad de antibióticos. Estos enfoques pueden ayudar a preservar la microbiota natural del paciente y reducir la recurrencia de las infecciones.
Conclusión
La investigación actual indica que tanto la microbiota urogenital como la intestinal están implicadas en las cistitis de repetición. Entender esta relación puede proporcionar nuevas estrategias para la prevención y tratamiento de las infecciones del tracto urinario. Para más detalles sobre este tema, consulta el artículo completo “What Role Do Gut and Urogenital Microbiomes Play in Urogenital Infections?”.

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